Hoy hablaré de los empotradores, esos seres tan necesarios en nuestras vidas pero que no abundan, de hecho son dificilísimos de encontrar. Hay mujeres que incluso no se han encontrado nunca con ninguno, es como lo de los orgasmos múltiples. Yo me he encontrado con dos a lo largo de estos años, un porcentaje bastante deprimente.
Tengo la fortuna de haber conocido a uno hace no mucho. Él me ha enseñado algo bastante sabio: «Lo importante es follar y reirse». Al principio me resultó una lógica bastante simple pero pensándolo bien, cada vez me convence más. Conforme pasan los años me hago más animala y menos intelectual. Lo de pensar no me da más que problemas; prefiero centrarme en otras partes del cuerpo.
Dice también que no con todo el mundo se puede follar «bien» y reirse aún mucho menos. También que con un tío que te hace ver las estrellas en la cama y no te da conversación se puede «aguantar» pero con lo que no se puede aguantar es con uno que te folla mal o no te folla. Le doy la razón.
Además dice que todas las mujeres somos unas «guarras» y que nos gusta el sexo más que a un tonto un lápiz pero que por cuestiones sociales y de educación no podemos dar rienda suelta a todo lo «cochinas» que somos. Todos estos pensamientos, tan políticamente incorrectos, son bastante verdad.
También me ha dicho una cosa bastante graciosa que aún no he aplicado. Cuando estéis en medio de una conversación seria o con alguien que os está rayando o no sabéis del tema de una discusión sólo hay que ponerse muy serias y decir una cosa: «Yo es que soy más de follar».
Una manera muy gráfica para que veáis lo que es un empotrador es esta que me sucedió a mi. Estaba yo en mi tienda escribiendo o haciendo algo en el ordenador -no recuerdo- y de repente y sin haber avisado, él apareció en mi tienda. Sólo le hizo falta decirme una palabra: «Tira para la trastienda». Recuerdo que empecé a balbucear que si los clientes, que si tenía que cerrar que si blabla…Y él solo dijo: «Que tires». Obecedí como un cordero. Eso es ser un «empotrador». No os voy a contar lo que pasó que soy una señorita…
Vamos a repasar las características que debe tener uno de esos:
-Un empotrador nunca jamás, ever de never, será tu novio. Porque lo bueno, amiguitas, se dosifica en dosis pequeñas. Si tuviéramos a uno de estos en casa no podríamos sobrevivir, hacer las digestiones, ni sentarnos en las sillas. Mejor así.
-Un empotrador folla mejor que bien. Al primer polvo ya sabes que querrías encadenarlo a la pata de tu cama. Hay una diferencia abismal entre estos y el resto de los mortales. Y te enseña también que entre follar y follar muy bien hay una diferencia también abismal, casi tan abismal como entre las sopas Sopinstant de sobre y las de tu abuela..más o menos.
-No tiene remilgos de ningún tipo, ni es tiquismiquis con nada. Tampoco advertirá si tienes pelos o la ropa interior fea. No le da tiempo.
-Nunca te trata «bien» en la cama…(para eso ya están los maridos o novios), nunca te dirá lo guapa que eres o lo buena que estás (para eso ya están los maridos o novios) estos solo te dirán y harán guarradas, las máximas guarradas que hayas oído y hecho en tu vida.
-Un emportador te hará ser a ti una empotradora..tiene «efecto contagio».
-Un empotrador empleará terminos como «hacer un Spiderman» o «hacer un aspersor» que no has oído antes en tu puta vida.
-Un empotrador te puede empezar a hablar de barbaridades en situaciones completamente fuera de contexto.
-Un empotrador ha empotrado a muchas…esa es la base de todo y por lo tanto y como diría Woody Allen tiene casi siempre técnicas sexuales asombrosas que jamás te haría el común de los mortales.
-Siempre tiene una polla decente…si no no puede ser empotrador, no puede tener la actitud necesaria. La actitud la da la polla, precisamente.
-Te manda él y raras veces te deja mandar a ti. Pero ¿para qué querríamos mandar en la cama cuando ya podemos mandar a nuestros hijos, maridos etc?
-Un empotrador empotra a más de una….eso siempre. Nunca hay que creerse que eres la única. Es una de las normas básicas del empotramiento.
-Con un empotrador no hay polvos tranquilos ni de amor. Todos son polvos salvajes.
-Con un empotrador nunca vas a desayunar ni a pasear ni a nada que no desemboque en un sitio: el catre.
-Un empotrador es chulito. Está completamente seguro de si mismo y es muy consciente de sus habilidades sexuales. Eso hace que sean casi todos un poco «sobrados».
–Cuando estás con un empotrador siempre hay que buscarse un plan B. Normal porque si no nos engancharíamos….y no queremos eso, que es muy cansado.
-Un empotrador no tiene corazón, sólo polla y con suerte una polla con cerebro.
¿Os ha tocado alguno de éstos? ¿Me ha faltado alguna característica en mi lista? ¿preferís los empotradores o los normales?
PD/ Este blog está en proceso de cambios. Os lo debo desde hace años. Lo intenté yo (como podréis comprobar) pero he decidido ponerlo en manos de quien sepa hacerlo. Y voy a ver si podemos también recuperar los post de mi etapa ELLE…lo intentaré.
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Un empotrador, se nace o se hace? Es una actitud natural o cuando llegan a casa se combierten en normales? Puede uno normal hacerse empotrado
La respuesta es que se «nace». No se puede hacer a propósito. Es como un instinto animal, diría yo. Si no te sale de forma natural nunca lo podrás impostar. Es un desastre. Créeme.
Ah vale. Si no lo tengo no lo tengo, y ya esta. Púes casi es una lastima ya que ser empotrador lo ha puesto de una forma tan rustica pero al mismo tiempo de una forma tan romántica que pensé que me gustaría ser empotrado. Que es casi una ventaja mejor sobre ser normal o ser un marido o un novio. Pero dejame que agregue esta pregunta, cual es la versión femenina?
increíble, cuanto más leo mas que loco me quedo. Nunca pensé que nadie pudiera pensar así, creo que lo de «pensar me da problemas» y «menos intelectual» lo estás elevando a la categoría de que se yo, el Valhalla mismo. jajaja ostia puta, que nivel maribel.
Genial el post. Tanto en masculino como en femenino es el Santo Grial : todo el mundo se muere por conseguirlo. Afortunad@s los que lo tengan a mano, o mejor dicho, lo tengan a…..
PD: Me encanta el blog, me rio mucho y aprendo más. Gracias
En tu post me has identificado. Yo fuí un empotrador!!!!!. Hace algún tiempo tenía una follamiga que tenía una tienda de ropa. Siempre aparecía sin previo aviso, (es más lo solía hacer cuando me iba bien, a veces de camino a algún cliente, antes de comer, siempre fuera de horario típico, sobre todo en su horario laboral) cuando llegaba cerraba con el pestillo sin importarme el horario que tenía. Entraba y cuando me veía, ella sola se iba para el interior de la tienda. Me decía que era su ruina, porque cada vez que la iba a empotrar, las bragas se las arrancaba de cuajo. Me era más fácil cuando llevaba falda o vestido ligero, con los pantalones tardaba algo más pero no se los quitaba se los dejaba en los tobillos y era una forma para que no se moviera. Me parecía morboso porque siempre estaba mojada, y me era más fácil entrar sin pedir permiso. Después de estar 20 minutos empotrándomela, me esperaba a que me mojara los huevos, y luego me corría sin parar, luego le daba un abrazo y un beso y desaparecía. Nuestro pacto era que no me llamaría nunca y si coincidiamos en algún lugar no nos conocíamos. Duró 1 año y me gusta recordarlo.