Como casi siempre hoy vamos a hablar de los tíos y sus problemas, que no estamos aquí para criticarnos a nosotras mismas..eso ya lo hacemos a todas horas. Diría que soy más bien desastrosa a la hora de relacionarme con gente del sexo opuesto pero a base de ser inasequible al desaliento conozco bastante bien a los hombres. De un tiempo a esta parte pienso que ellos tienen dos grandes problemas, uno es el pavor al compromiso (por compromiso ellos entienden hasta quedar para ir al cine) y otro son los gatillazos. Ambos son problemas mentales que se curan con pastillas e incluso con algo de sentido común.
Empezamos por el gatillazo que da como más juego. Estoy pensando que ya casi es imposible echar un primer polvo normal.; todo son gatillazos en esta vida. Antes un mal primer polvo no se perdonaba..Ahora hay que darle tres o cuatro vueltas al mismo, que más o menos es lo que tarda en normalizarse. Pero no solo me pasa a mi (bueno, les pasa a ellos) si no que comentándolo con amigas es algo relativamente frecuente y además en hombres de todas las edades. Con el gatillazo pasan dos cosas, una es que al principio ellos hacen como si no pasara nada, pero claro, sí pasa. Se quedan calladitos como para ver si no nos damos cuenta, pero a no ser que tú estés en trance, pues se nota un poco. Otra es -y esta es condición sine quanum- el tío siempre dice que «esto es la primera vez que me pasa» y «que esto te juro por Dios que a mi no me ha pasado nunca». Ya.. Y te pasa conmigo. Fíjate tú qué casualidad.
Además algunos reaccionan fatal y en vez de dejarlo pasar y seguir haciendo «lo que se pueda» pues se enfadan, se quedan ahí obcecados y angustiadísimos mirándose la polla y tú obviamente no pasas ya a segundo plano, si no a sexto plano, como si te vas a hacer la compra y vuelves. No se van a dar cuenta.
Recuerdo un novio que tuve que luego resultó ser de mis mejores amantes con el que tardé como un mes en que aquello funcionara con normalidad. ¡IUn mes! Yo ya estaba desesperada, pensando en operaciones o en dejarle, directamente. El creía que mis expectativas estaban tan altas que tardó todo ese tiempo en relajarse. En realidad mis expectativas (y las del resto de nosotras) suelen ser normales. Tampoco es que pidamos tanto, sólo un poco de interés/ entusiasmo.
Creo que lo que pasa es que ellos nos tienen miedo. Miedo del papel activo que las mujeres llevamos tiempo teniendo en el sexo y en las relaciones. Antes uno se te acercaba en la barra de un bar y te preguntaba «¿Te puedo invitar a una copa?» y la chica decía: «bueno». Ahora sería normal responder «Una copa no me apetece pero si quieres vamos a mi casa y follamos». Imaginemos como llega de acojonado ese hombre a la cama. A ellos les da la sensación de que nos los comemos con patatas. Pues el problema es suyo. Que espabilen.
El otro motivo de este problemilla son precisamente las expectativas. Parece que ahora todos los polvos tienen que ser de película. que tenemos que corrernos doce veces, revolcarnos por los suelos. hacer todo tipo de guarradas, entrar en trance, llorar, desmayarnos, gritar muchísimo, hacer todo tipo de perversiones y practicas raras…si no hay todo eso es una mierda. Y claro. como esperamos todo eso y raras veces sucede andamos todos frustradas y frustrados pensando que vaya mierda de vida sexual la nuestra. Y sí, se pueden tener polvos así de siderales pero creedme, todo se paga. Eso tampoco suele ser gratis.
Pero realmente el tremendo problema de los hombres del siglo XXI es el miedo al compromiso, sea del tipo que sea. Lo que confirma mi teoría de siempre que es que la mayor parte de los tíos sin pareja sólo quieren ir a cenar de vez en cuando, follar y que les dejes en paz a su bola el resto del tiempo hasta que dentro de diez días o dos semanas les vuelva a apetecer otra vez lo mismo. Pero entre medias, a lo suyo. Y no me llames que me agobias. Y no me digas que quedemos porque entonces me parece que me estás pidiendo algo que yo no puedo darte, o porque siento que quieres una cosa que yo no puedo ofrecerte y blabla…
Vamos, que lo que quiero es follarte cada diez días, si tengo alguna movida que me escuches y el resto del tiempo tú a lo tuyo y yo a lo mío que los dos tenemos una vida muy complicada y mucho que hacer. ¿No te parece? y tú no puedes más que decir: sí, si yo también tengo mucho que hacer pero que vamos, que hay tiempo para todo, hasta para el amor.
A muchos de estos que os digo -que son la mayoría -a veces les apetecería llamarte, mandarte un mensaje, decirte algo cariñoso pero simplemente se rajan, no vayas a pensar que quieren algo más, no vayas a pensar que te puedes creer ya «novia» (esa palabra ya defenestrada y que no se lleva nada) no vayas a suponer que puede haber un futuro. El futuro con esta gente es un precipicio. Y lo peor, no hablan claro. Hace poco le dije a uno del Tinder «Pero vamos a ver, si no quieres una relación y solo quieres follar de vez en cuando ¿no sería mejor dejarlo ya claro desde el principio? Respuesta: «Pues no porque si digo eso nadie me escribiría, y menos las guapas». Quizá deberíamos hacer nosotras lo mismo. Claro que si ponemos que buscamos follar luego nos encontramos a uno que busca el puto amor de su vida..esto es así. Todo al revés.
En cualquier caso, si te estás preguntando qué momento es bueno para dejar tu cepillo de dientes en su casa o para pedir que te compre suavizante para el pelo la respuesta es nunca. El truco es pasar por las casas como si fueras un fantasma que va, folla y se va. Más o menos..
Otra cosa que me pone francamente enferma es que la persona con la que esté se refiera a mi como «una amiga» Yo a mis amigos no les hago todo eso en la cama..qué amistad más rara es esa que consiste en solo ser amigos para follar y apenas conocidos para todo lo demás. ¿Llamarías a tu follamigo cuando se ha muerto tu abuela? La respuesta es NO.
Sobre esto del compromiso este verano tenía yo un rollo con alguien bastante más joven que yo que me dijo algunas cosas horribles y de mal gusto. Doy por hecho que le gustaba acostarse conmigo pero sin embargo me dijo que lo nuestro a largo plazo como que no, que»no me veía presentándome a sus padres» (ni yo tampoco me veía conociéndolos, válgame Dios).
Era muy cruel y además tampoco era pa tanto. Un día le dije: «No se puede hacer la tortilla sin romper los huevos» y él me dio una respuesta despiadada: «No hay tortilla»
El colmo de los colmos es un tío con miedo al compromiso que además tenga un gatillazo tras otro…igual no se quieren comprometer porque tienen tantos gatillazos que no quieren que nos demos cuenta si les vemos más a menudo…Quizás sea eso. O quizá tampoco les guste tanto el sexo y es todo una película que nos han contado. A lo mejor ellos también están cansados del papel que les ha tocado representar.
¿Qué pensáis de ambos temas, compromiso y gatillazos?
Últimamente no me encuentro tantos gatillazos (por suerte), pero falta de compromiso a montones. Ahora llevo un cepillo de dientes en el bolso «por lo que pueda a pasar y por donde vaya a dormir», que nunca se sabe. Y procuro volver a casa a por el suavizante… que los champús anticaidas y H&S de hombre me dejan el pelo fatal!!
Buena reflexión has hecho hoy!
Me parto, Carlota. Lo de los gatillazos está a la orden del día y como bien apuntas, no es el fin del Mundo, pero no creo el miedo al compromiso tenga nada que ver. Más bien es la edad, la inseguridad personal, los nervios… muchas cositas.
Respecto al no comprometerse… pues estamos igual hombres y mujeres! Te lo piensas mucho todo y casi, casi, que me quede como estoy.
Todo depende de con quién demos. Habrán personas que no les asuste y otras que vayan buscando eso. Me parece correcto lo que le comentaste al figura ese : dejar las cosas claras desde un principio. Se evita tiempo, malentendido y frustaciones.
Lo de los gatillazos es otro cantar. A mi no me ha pasado nunca – ni me volverá a pasar mas 😉 –