¡¡¡¡¡Estrenamos blog!!!!, que creo que ya tocaba después de tantos años..He aprovechado esto de mi salto al mercado editorial para adecentar mis cosas…mis cosas que están «a la vista», el resto siguen y seguirán igual. (Me encanta la foto de Belmondo y Jean Seberg en «Al final de la escapada» por cierto)
Imagino que ahora que soy escritora de novelas eróticas toca que suba un poco el tono de este blog para ir abriendo boca. Hoy vamos a hablar de un tema interesante: ¿Dónde hay una buena lengua hay un buen amante? Yo misma me lo he preguntado bastantes veces y la respuesta es: NO. A veces para lo único que sirven según que lenguas es para comer helados y pegar sellos. No dan para más.
Aquí hay que distinguir entre varios usos de la lengua: la del lenguaje, la de los besos y la otra, la del cunnilingus.
Donde hay una buena lengua de lenguaje no suele haber buenos amantes y esto os lo digo por experiencia propia. A menudo quien domina la lengua para una cosa no la domina para la otra y esto es así. Es decir, quien es bueno comiendo coños es un pésimo conversador y viceversa, quien es bueno en la conversación entre las piernas de alguien pierde toda la gracia hablando de lo que sea. Ya sabéis mi lema vital: todo no se puede.
Pero vayamos al temazo, el del sexo. Un día hace no mucho alguien me hizo la pregunta del millón, esa que le hacen a una todos los días, a saber: ¿Te gusta que te coman el coño? Debí de decir: no.. a ver qué pasaba. Pero en realidad, supongo que sí, o más bien debería decir, pues depende de cómo lo hagan porque la diferencia puede ser abismal. Generalmente lo hace bien quien lo ha hecho mucho y a muchas tías distintas y regulero quien lo ha hecho a poco o a pocas mujeres.
Pero lo de ser un as con la lengua, no exime de de todo lo demás. Yo estoy muy a favor de hacer todas las cosas bien, no una sola. Es por eso que no me fío un pelo de los que alardean de ser grandes comedores de coños (que los hay). De nada vale que eso lo hagan bien si lo demás lo hacen fatal o la tienen enana. Ya sabéis lo que me gusta hacer clasificaciones de todo. Pues en esto de comer coños, hay tantas variedades como coños, por ser así un poco bestia. Esta es la clasificación que se me ocurre de pronto y ya veréis como os vais a sentir identificadas.
Los comedores de coños “hola qué tal”
Pues eso. Son los que te preguntan el nombre y lo siguiente es que ya te están quitando las bragas para comerte el coño. Es decir aquellos que te dan un beso o dos y al segundo ya los tienes con su cabeza entre tus piernas. ¿qué voy a decir de estos? Que así NO. Que las cosas llevan un tiempo y una preparación y no se puede echar un chuletón al fuego sin encender antes las brasas. Que un coño no es una boca, por más que tengan la misma forma.
Los de las ocasiones señaladas
Estos son los que sólo te hacen sexo oral en tu cumpleaños, aniversario, Navidad, fiestas de guardar y si acaso, cuando están muy borrachos y se sienten lo suficientemente guarros para hacértelo. Está guai porque cuando te toca la vez lo suelen hacer bien y con ganas. Una vez le pregunté a un novio que tenía por qué sólo lo hacía de vez en cuando y me dio una respuesta tajante: “Lo bueno, si breve….” A él en cambio había que chupársela todos los días.
Los no no no no
Los comedores no-no-no son esos que se meten entre tus piernas y mueven histéricamente no ya la lengua, si no la cabeza , como si dijeran “no, no, no” o estuvieran en algún tipo de trance, o directamente atrapados entre tus piernas. La lengua no la usan. Precisamente sólo usan la cabeza. A esos no los entendí nunca.
Los actores porno
Son los que están más pendientes de ellos que te tu coño. Es decir, los que hacen una actuación solo para ti. Los identificarás porque en vez de estar ahí concentrados en lo que tienen que estar te mirarán continuamente mientras lo hacen. Te dan ganas de decirles: que no me mires tanto, que me vas a gastar. Tú a lo tuyo, criatura.
Los comedores “extra de queso”
Esos son los más generosos porque además de comerte el coño que sería algo así como la “base” añaden varios extras que dependen de sus habilidades e imaginación. El sexo oral con algún extra siempre es mejor. Al fin y al cabo ¿para qué usar sólo la lengua cuando se pueden usar también las manos o un sinfín de cosas?
Los “pastores alemanes”
Los pastores alemanes son los que te devorarán como si fueran leones despadazando un pollo. Son los que hacen daño, a los que hay que estar todo el rato diciendo “Ay, me haces daño” y da igual, cuanto más lo dices, más daño te hacen., parece que les gusta y todo.
Los succionadores
Son los que utilizan el efecto aspiradora…es decir los que absorben tu clítoris como si tuvieran un imán en la boca. Se quedan ahí pegados..
Los espeleólogos
Son los que antes de ponerse a ello hacen una amplia exploración visual y táctil del terreno, estirando, encojiendo, explorando…Mientras ellos hacen eso tú estás pensando en cosas como los pelos, o qué coño está mirando (nunca mejor dicho) o qué hay tan interesante entre tus piernas. A esos te dan ganas de decirles: “La citología ya me la hice el mes pasado, corazón.
Los gatos
Imaginemos un plato de leche y un gato. Pues eso…así durante diez minutos. Cuando acaban la leche te tienen que despertar, más o menos
Los prematuros
Los prematuros son los que se retiran justo antes de tiempo y esos, amiguitas son los peores. Lo peor es justo cuando estás en el momento culminante y ellos van y de repente se paran y tú te ves corriéndote al aire (if you know what i Mean) y eso….eso no se perdona.
Os dejo aquí un vídeo muy gracioso de una supuesta App que enseña a hacer cunilingus a través del móvil
¿Qué pensáis de este «temazo»? ¿tenéis suerte con vuestros amantes y sus lenguas?
Probando, probando
Hola Carlota.
Me ha encantado esta entrada, por fin se habla con libertad de este importante tema. Me gusta comer coños (la palabra cunnilingus no me gusta, parece que la ha inventado un tío que no le gustan los coños ni comerlos)… A veces quito bragas con demasiada velocidad… Me tengo que controlar, aunque te aseguro, que alguna lo ha celebrado. Yo soy de los de extra de queso. De lo que dudo constantemente es de la presión correcta, a veces me he encontrado con coños muy sensibles.
Saludos y buen provecho.
Decían: «mientras hay lengua, hay hombre». Evidentemente, no.