Sexo en Chamberí

por Carlota Valdés

Que yo llegué a escribir novelas eróticas por casualidad o más bien por suerte, es algo que creo que ya he contado en alguna ocasión en este blog.  Sin embargo, desde que lo hago, mi vida se ha visto afectada por ello en mayor o menor medida ya que ser escritora de novelas eróticas no es como ser escritora de thrillers, ni escritora de novela histórica, ni secretaria de dirección o azafata y desde luego, llama bastante más la atención.

El sexo vende pero todavía es tabú (y mucho). Y si el sexo lo escribe o maneja una mujer, aún más. Se mezcla el tabú con el morbo, lo que origina una combinación a veces rara.

A lo largo de los tres años y pico que han pasado desde que publiqué la primera de mis novelas, “Lo que no sabía de mi”, he tenido que lidiar con diferentes reacciones en los distintos frentes de mi vida: como madre, como trabajadora, como pareja, como hija… No sé dónde habré vendido más novelas pero, desde luego en el Tinder he colocado unas cuantas. Y es que encontrar una escritora de novelas eróticas en una app de ligar es como llevar chuches a la puerta de un colegio, más o menos.  El sueño de cualquiera. El sueño o el acojone según se mire.

Pero vamos, que no soy la persona indicada para presentarle a una madre, no por escribir novela erótica si no por todo lo demás, por lo otro. Como me dijo uno una vez «es que no te veo presentándote a mis padres» y tenía toda la razón.  Le debí contestar «Yo es que soy más de follar»

La escritora de novela erótica en el trabajo: todos cuchichean y te leen pero a escondidas

Otro de los ámbitos curiosos para la escritora de novelas eróticas es el trabajo o las relaciones laborales. En mis trabajos, todos cuchicheaban sobre lo que yo hacía pero, curiosamente, nadie decía nada. Por supuesto el primer día de llegar me sentía ya la comidilla de la redacción (tenemos chica nueva en la oficina y además escribe novelas eróticas wow) Me pregunto cuántos y cuántas me leyeron en secreto. Sin embargo. nadie jamás me hizo comentario alguno o si los hacían, era muy de pasada. Mi jefe en mi último trabajo me decía siempre: «te tengo que leer» y yo pensaba: «Mejor casi déjalo porque vaya planazo»

La gente no tiene muy claro que una cosa es lo que haces y otra cosa lo que eres. Lo que haces no necesariamente te define. A veces sí pero otras muchas veces no.  Una escritora de novelas eróticas, desgraciadamente, no pasa el día follando, ni ata a sus amantes con ganzúas al techo de la habitación. Ni siquiera tiene que ser buena amante. No tiene que ser nada.

Cuando escribía la primera de mis novelas y le leí un trozo a un amigo se quedó escandalizado “tienes que escribir algo de lo que te sientas orgullosa” –me dijo- y yo pensé: “es que me siento orgullosa de esto». ¿Qué pasa? ¿Qué contar un asesinato en un thriller me convierte en mejor escritora que si describo un polvo? ¿sabes lo complicado que es contar bien un polvo? Todavía no entiendo el razonamiento que aparca a la novela romántico/erótica a lo más bajo del escalafón en cuanto a consideración literaria. Esto diría que el pan nuestro de cada día y el prejuicio más gordo con el que me encuentro.

Parece que, entre los más culturetas siempre tuviera que estar pidiendo disculpas por dedicarme a escribir novela erótica. Mucha gente me dice “podrías escribir otras cosas”.  Lo primero, ya lo hago y creo que me sale peor o no me lo publican. Y lo segundo: me pregunto qué “otras cosas” tendría que escribir y por qué esas cosas estarían mejor que “estas cosas”. Y la respuesta es que ni el amor romántico ni el sexo son temas de enjundia literaria..sólo lo eran en tiempos de Jane Austen. Mis novelas no se venderán nunca en La Central ni yo saldré nunca en Babelia. El problema lo tienen ellos. No yo. El problema lo tienen los prejuicios, las etiquetas y los lugares comunes. Igual que la que está buena, está buena se ponga lo que se ponga, pues esto lo mismo: quien escribe bien, escribe bien lo que le pongan por delante y del género que sea (y ojo, no digo que yo lo haga). Si aquella vez que conocí a mi primera editora me hubiera dicho: «quiero que hagas una novela de ciencia-ficción» también lo habría hecho y de la mejor forma posible y ahora sería escritora de ciencia ficción. 

La literatura de género es considerada como poco seria y sin embargo desde los medios se incita el consumo desaforado de cualquier tipo de serie mierdosa solo por resultar “adictiva”, sea buena, mediocre o mala. ¿por qué no sucede lo mismo con la literatura?

Mi madre escribe novelas guarras y le pagan por ello

De la vergüenza inicial que le hacía decir a mi hijo pequeño en el colegio “Mi madre escribe novelas guarras y le pagan por ello”, hasta hoy ha llovido bastante. Parece que a mis hijos ya no les da tanto corte el trabajo de su madre e incluso el mayor presume ahora de ello con sus amigas. Pero seamos claros: aunque son mis fans número uno y dos., no quieren saber nada de mis escenas de sexo, y aún ahora, con diecinueve y quince años, pasan de leerme. Y si me leen es con todos los capítulos o escenas sexuales censuradas, tachadas con rotulador. Como dice mi hijo Gael “no es que me escandalice pero no quiero saber que de la cabeza de mi madre salen “esas cosas”. Ya sabéis, una madre no folla y mucho menos tiene fantasías.

Novelas de aeropuerto

Mi familia tampoco me lee. Mi madre creo que sólo leyó un libro mío (debió de quedar traumada) y a mi padre también le costaba lo suyo. Una vez me dijo que yo hacía “novelas de aeropuerto”: de usar y tirar. No sabía el pobre que esas, precisamente, son las que más se venden.

Nadie que esté ligado a mi por lazos familiares me lee. Creo que les da vergüenza ponerse cachondos con mis libros; no tiene otra explicación. Igual eso resulta algo incómodo. Tampoco quieren verse retratados en los personajes. Por ejemplo, mi madre sale en todas mis novelas y creo que, sencillamente, prefiere no verse. Es como colocarse ante un espejo. Mi ex marido estaba aterrado cuando escribía la primera de las novelas. Creyó que me iba a dedicar a contar intimidades de nuestra vida sexual.

Siempre me acordaré de la presentación que una vez me hizo mi ex-suegro. Estábamos en la presentación de un libro suyo de Flamenco (él era flamencólogo) y en el cóctel, cuando ya estábamos tomando algo, me trajo  a Pepe Habichuela y le dijo:

-“Esta es mi ex nuera, que escribe novelas pornográficas”

Creo que fue la mejor presentación que me han hecho nunca. No se si el señor se quedó más aturdido por lo de ex nuera o por lo de las novelas pornográficas.

Entre mis amigos hay de todo. Tengo muchos que me siguen y leen todo lo que publico y otros, que directamente, pasan. Ya se han acostumbrado y cada vez que les digo “Tal día sale una novela” es como si dijera “Qué mal día se ha quedado”. Quiero decir, que cuando publicas tu primera novela todo son fiestas y es la novedad pero después ni Dios te hace caso. Es más o menos como si hicieras un bizcocho o elaborases un plan de Marketing. No es nada del otro mundo. O no es más importante que otra cosa. Y no les falta razón: la gente que hacemos trabajos creativos no estamos por encima de quien hace otro tipo de trabajos. Esto es lo que sabes hacer. Otros saben dar clases o llevar un autobús. Esto es sencillamente más vistoso; más lucido.

Pero ¿Tú has hecho todo eso?

Pero sin duda lo más gracioso y tópico y típico son las reacciones de los tíos (sobre todo los que te encuentras en las apps) cuando les dices que escribes novelas eróticas. Las conversaciones son más o menos así, con distintas variaciones

-¿y tú K haces wapa?

-Pues soy escritora

-Ah,¿escritora? k chulo. Yo tb escribo

-Ah…ya. Pero yo soy de las que publico.

-Anda, qué interesante (aquí ya ves que se empiezan a acojonar)

-¿y escritora d K?

-Pues de novelas

-¿y de qué tipo de novelas, históricas, thrillers? me encanta leer.

-No, yo es que escribo novela erótica.

-Ah, jajajjaa uy  pues que interesante ¿no? ¿no había una editorial de eso que se llamaba la Sonrisa Vertical? Dime los títulos que me las compro todas

 

Y luego…

-¿Y para hacer estas novelas te inspiras en tu vida?

-No es necesario. Es ficción.

-Hombre pero un poco….serán tus fantasías, digo yo

-¿Si escribiera novela policíaca me preguntarías a cuánta gente me he cargado?

-No es lo mismo, mujer

-¿Cómo que no es lo mismo?

-Pues no.

-Los escritores inventamos cosas, guapi. Ya sabes, Tolkien nunca estuvo en la Tierra Media y mira que bien le salió el Señor de los Anillos

(Silencio..o bien por qué no saben qué contestar, o bien, porque directamente, no sepan quien es Tolkien y mucho menos la Tierra Media)

Y normalmente es lo que hacen; se las compran. Y se las leen incluso antes de conocerme y después, claro, se vuelven locos por conocerme y normalmente nunca llegan a hacerlo, por pringaos. Creen que comprando mis libros ganarán puntos y francamente, creo que hasta los pierden.

-Ya me compré tus cuatro novelas. Ya te diré qué me parecen.

-Ah vale ¿todas? Jolines. Qué bien. Vas a estar tres semanas que te vas a subir por las paredes, pero bueno. Tú mismo.

-Si, las he comprado todas en Amazon. Me llegan mañana

Y después de leerlas…

-No pude evitar ponerle tu cara a la protagonista de tu novela

-Ah, bueno, si..suele pasar. Ahora que lo pienso..nunca me has visto la cara.

-Son muy fuertes eh..son pornografía casi

-Ya…Es que el sexo es bastante pornográfico ¿no?

-Pues, si..ahora que lo dices es verdad. Y oye…¿De verdad k ninguna historia es tuya?

-En realidad, todo lo hago yo, en mis ratos libres, cuando no estoy escribiendo o limpiando la casa. No te lo dije antes porque me daba corte pero ahora que ya tenemos más confianza…

-Ya me parecía a mi…Me estás dando un poco de miedo. Yo no hago todas esas cosas..tríos, orgías…hay que ver.

-No te preocupes, hombre, que luego soy normal. Además, te puedo enseñar, guapi. Que todos los problemas sean esos.

Es decir, que, parafraseando a Rita Hayworth, los tíos se van a la cama con la escritora de novelas eróticas y se despiertan conmigo (y algunos hasta me echan de la cama)

Así es la vida.

 

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